En un fallo que sienta un precedente en el Reino Unido y podría ser visto con interés en el resto del mundo, incluyendo a América Latina, un grupo de familias británicas cuyos hijos nacieron con defectos físicos causados por la exposición a desechos tóxicos ganó ante el Tribunal Superior de Londres su batalla legal contra un municipio del centro de Inglaterra al que responsabilizaba de esas malformaciones.
Según la demanda interpuesta contra el Concejo de Corby, en el condado de Northamptonshire, los niños presentaban deformidades en las manos y los pies debido a que, durante el embarazo, sus madres sufrieron los efectos de un "caldo de sustancias tóxicas" entre 1985 y 1999.
El municipio fue hallado culpable de negligencia durante los trabajos de recuperación de una ex planta de la siderúrgica British Steel, en cuyo transcurso se produjo la exposición a la contaminación, según el Tribunal Superior.
Los jueces fallaron a favor de 16 afectados, cuyas edades oscilan entre los nueve y los 22 años, pero no fijaron ninguna compensación.
Las víctimas, sin embargo, adelantaron que reclamarán un resarcimiento económico a las autoridades de Corby, el cual podría sumar varios millones de libras esterlinas.
Según la analista de la BBC Colette McBeth, este caso marca un "hito" en la jurisprudencia del Reino Unido, al probar exitosamente un vínculo entre defectos físicos y contaminación ambiental, y podría servir de ejemplo en otras partes del mundo.
"Decepción"
El Concejo de Corby expresó su "decepción" por la decisión judicial. Su director ejecutivo, Chris Mallender, dijo: "Nuestra posición siempre ha sido que no se ha demostrado un vínculo directo entre los trabajos de recuperación de la planta en las últimas décadas y los defectos de nacimiento".
Sin embargo, el Tribunal Superior de Londres afirmó que se había registrado una acumulación "estadísticamente significativa" de defectos de nacimiento entre 1989 y 1999, lo que atribuyó al mal manejo de las autoridades municipales de las instalaciones compradas a British Steel.
Todos los días siento dolor, es algo constante. Me irrita mucho, pero no tengo otra opción que vivir con ello
Simone Atkinson, víctima
A muchos de los afectados les faltan dedos o los tienen poco desarrollados, y tres de ellos presentan malformaciones en los pies.
Entre las víctimas se encuentra la joven Simone Atkinson, quien nació sin dedos en ambas manos.
"Todos los días siento dolor, es algo constante. Me irrita mucho, pero no tengo otra opción que vivir con ello, como lo he hecho durante los últimos 20 años", se quejó Atkinson.
Las instalaciones de British Steel, que con sus 275 hectáreas figuraban entre las mayores de Europa occidental, fueron cerradas en 1980, lo que significó una pérdida de 10.000 empleos.
Los edificios fueron demolidos en etapas, y los desechos fueron llevados a una cantera al norte del complejo.
Durante el juicio, varias mujeres que vivieron en Corby o visitaron el municipio frecuentemente durante su embarazo describieron la localidad como "polvorienta" y "sucia".
El Tribunal Superior de Londres determinó que las malformaciones fueron causadas por la ingestión y la inhalación de las sustancias tóxicas depositadas en aquella cantera.
Pasado y presente
El caso de Corby recuerda a uno de mucha mayor escala: la tragedia de Bhopal, en India.
Este desastre ocurrió en 1984, cuando un escape de gas tóxico de una planta de pesticidas de la empresa estadounidense Unión Carbide causó la muerte a por lo menos 20 mil personas .
Desde entonces, unos 100 mil sobrevivientes han sufrido de enfermedades crónicas vinculadas a la contaminación. Asimismo, se han reportado numerosos abortos espontáneos y defectos de nacimiento.
A diferencia de lo ocurrido en el Reino Unido, la tragedia de Bhopal aún se está dirimiendo en tribunales de India y Estados Unidos.
El caso británico también puede servir de precedente para las zonas de América Latina más contaminadas por desechos fabriles.
Entre ellas figuran Bajos de Haina, en República Dominicana, donde unas 85.000 personas -entre ellas muchos niños- están potencialmente afectadas por la alta concentración de plomo en el ambiente, y la cuenca del río Tiête en Brasil, donde se vierten los residuos tóxicos del cinturón industrial de Sao Paulo.
Uno de los casos que más ha generado polémica en los últimos años es el polo petroquímico de Dock Sud, situado en la provincia argentina de Buenos Aires, a tan sólo 30 cuadras de la Casa de Gobierno.
Este complejo -el mayor de su tipo en el país- se encuentra a orillas del Riachuelo, el río que forma el límite sur de la capital argentina.
Allí operan numerosas empresas nacionales y extranjeras, que han sido acusadas de contaminar las aguas y el aire.
Los vecinos han denunciado que sufren de afecciones pulmonares y de la piel, además de tener niveles peligrosos de sustancias tóxicas en la sangre.
Hasta ahora los esfuerzos por limpiar la zona se han visto frenados por la dificultad de coordinar los esfuerzos de las distintas jurisdicciones afectadas por la contaminación del polo petroquímico: el gobierno nacional, el de la ciudad de Buenos Aires y el de la provincia del mismo nombre.