lunes, 28 de enero de 2008
DIRECTO A LA TIERRA. SE LES ESCAPA DE LAS MANOS A EEUU. LA CAIDA DE UN SATELITE ESPIA.
El artefacto pesa 9.000 kilos y tiene el tamaño de un pequeño autobús
Un satélite espía de Estados Unidos de unos 9.000 kilos de peso y del tamaño de un pequeño autobús se ha quedado sin energía ni propulsión en el espacio y viaja sin control hacia la Tierra, atraído por la órbita del planeta. Según declaró a la agencia Associated Press Gordon Johndroe, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, el satélite ha iniciado el proceso de descenso y podría impactar con la superficie del planeta a finales de febrero o en marzo. Fuentes del Pentágono declararon que aún es pronto para precisar cuándo y dónde caerá el satélite, que podría ser un ingenio de reconocimiento fotográfico.
"Estamos estudiando diferentes opciones para minimizar los posibles daños que el satélite pueda causar", dijo Johndroe, que no quiso precisar a AP si una de estas posibilidades es lanzar un misil contra el artefacto. Si esto se ordenara, los fragmentos caerían en el planeta y, o bien se destruirían al entrar en contacto con la atmósfera, o bien llegarían a la superficie. Lo que sí confirmaron fuentes gubernamentales estadounidenses es que la Casa Blanca, miembros del Congreso y otros países ya han sido informados de la situación. Un portavoz de George Bush no dio otros detalles más que los que hizo públicos el Consejo de Seguridad Nacional.
El carácter secreto de muchos de los aspectos del programa de satélites espías del Gobierno estadounidense --como, por ejemplo, los contenidos del ingenio y su forma de funcionar--, hizo que ayer hubiera muchas especulaciones sobre las características del aparato. Muchos de los satélites comerciales están dotados con pequeños cohetes que controladores desde la Tierra utilizan para ajustar sus órbitas a distancia. Estos cohetes funcionan con baterías solares recargables para no perder energía. Este no parece ser el caso. Si lo fuera y esos cohetes no estuvieran funcionando, las baterías son consideradas material peligroso.
COMBUSTIBLE
Un mayor riesgo supondría que el satélite contuviera un combustible para cohetes llamado hydrazine en inglés, lo cual fue confirmado por una fuente anónima a la agencia Associated Press. Este combustible es transparente, tiene un olor parecido al amoniaco y es considerado altamente tóxico para cualquier persona que lo toque. En caso de que el satélite cayera, si el combustible no estalla al entrar en contacto con la atmósfera supondría un riesgo de contaminación.
Otra posibilidad poco tranquilizadora es que el satélite contenga berilio, un metal ligero con un alto punto de fusión que suele usarse en la industria aeroespacial y que también es tóxico.
Para el Gobierno estadounidense hay otro motivo de preocupación: que una entrada incontrolada del satélite pusiera al alcance de otros países secretos tecnológicos estadounidenses. Normalmente, los satélites espía suelen ser dirigidos en su regreso a la Tierra a algún punto del océano para evitar que nadie más que las autoridades estadounidenses tengan acceso a ellos. Por eso, Johndroe explicaba ayer que "numerosos" satélites se han salido de órbita durante años y han caído en la Tierra sin causar daños. La NASA también tiene experiencia en trasladar al planeta satélites en situaciones similares.
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