miércoles, 6 de agosto de 2008

El mexicano José Ernesto Medellín fue ejecutado alrededor de las 22 horas


“En la mente no hay tormenta; me he preparado en los últimos 15 años para esto”, confiesa en una carta.

Luego de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos rechazara una apelación para conmutarle la pena.

La ejecución fue suspendida durante cuatro horas debido a que el máximo tribunal analizó la solicitud que presentaron ayer los abogados de Medellín.

El gobierno de México envió una nota de protesta al Departamento de EU, por lo que consideró una violación al derecho internacional.

Expresó su preocupación por el precedente que pueda sentar este caso para los derechos de los connacionales que sean detenidos en aquel país.

La Secretaría de Relaciones Exteriores informó que agotó todas las instancias legales a su alcance con el fin de obtener la revisión y reconsideración del caso.

“El gobierno de México continuará insistiendo en la obligación de Estados Unidos de otorgar la revisión y reconsideración de las condenas de pena de muerte de los otros nacionales mexicanos cubiertos por el fallo Avena”, subrayó la cancillería.

Destacó que la ejecución de Medellín fue en claro desacato a la orden de la Corte Internacional de Justicia del 16 de julio de 2008, que obligaba a Estados Unidos a tomar todas las medidas necesarias para evitar su ejecución.

La aplicación de la sentencia de muerte contra el mexicano estaba programa para las 18 horas de ayer, pero tenía vigencia hasta la medianoche.

Si a esa hora no hubiera estado listo el dictamen de la Suprema Corte, la ejecución habría sido aplazada durante 30 días.

“`La acción de la junta va contra la nación y pone en riesgo la seguridad de miles de estadunidenses que viajan y viven en el extranjero’”, advirtió Donald Donovan, uno de los abogados de Medellín.

“Ahora debemos depender de la Corte Suprema de Estados Unidos para evitar que Texas viole un compromiso adoptado por el presidente y el Senado en nombre del país en general’’, lamentó.

Varias docenas de manifestantes, casi igualmente divididos en número entre quienes se oponen a la pena capital y quienes están a favor, permanecieron afuera de la Unidad de Huntsville del Departamento de Justicia Penal de Texas, donde se realizan las ejecuciones.

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